Hace 15 que se viene hablando de una región euro-mediterránea, en la que se han producido intercambios, progreso y solidez económica.
Sin embargo, la crisis ha truncado en parte este avance, debido a la subida en el precio de los alimentos y las materias primas durante los últimos cinco años. Ello ha repercutido en un impacto negativo en las exportaciones, los ingresos, el turismo y las inversiones directas, con lo que el crecimiento se reduce, así como la creación de empleo y el incremento en la tasa de paro.