Cuando me dijeron que necesitaba un implante dental, me quedé en blanco. Literal. En ese momento solo pensaba en que me iba a faltar un diente y que eso era algo que le pasaba a personas mayores, no a alguien de veintitantos. Pero después de unos días de asimilarlo, empecé a informarme, a preguntar, a leer… y poco a poco me di cuenta de que los implantes dentales no son tan terribles como suenan. De hecho, pueden ser una auténtica salvación si has perdido una pieza dental o si te han dicho que vas a perderla.
Escribo esto porque me habría encantado encontrar un artículo así cuando empecé con todo este proceso. No desde el punto de vista de un dentista, sino de alguien como yo: una chica joven, sin conocimientos médicos, que simplemente tuvo que pasar por esto y aprendió mucho por el camino.
Así que, si te han hablado de implantes dentales, si tienes dudas o simplemente curiosidad, aquí te cuento todo lo que he aprendido.
¿Qué es un implante dental exactamente?
Vale, empecemos por lo básico. Yo, al principio, pensaba que un implante era un diente postizo, tipo dentadura de película antigua. Pero no. Un implante dental es básicamente una raíz artificial. Lo que te colocan es un tornillo pequeñito, de titanio, que va dentro del hueso de la mandíbula o del maxilar. Eso hace de raíz. Luego, sobre ese tornillo, colocan una pieza intermedia y, por último, una corona (que es lo que se ve, el diente).
Lo importante es que el implante no se mueve, no se nota que es falso y, una vez cicatriza todo bien, puedes comer, reír y hablar sin preocuparte de nada. No se cae ni se nota. Literalmente, parece tu propio diente.
¿Por qué terminé necesitando uno?
En mi caso fue por una caries mal tratada. Me habían hecho un empaste hacía años y, como no me molestaba, nunca me preocupé por revisarlo. Cuando empezó a doler, ya era tarde: la pieza estaba muy dañada y no se podía salvar. Me ofrecieron varias opciones, pero la más duradera y cómoda era el implante.
Al principio dudé. Me daba miedo lo de colocar un tornillo en el hueso, me sonaba muy invasivo. Pero cuanto más preguntaba, más claro lo tenía: era la opción más segura a largo plazo y, sobre todo, la que más se parecía a tener tu diente natural.
¿Duele ponerse un implante?
Esta era mi mayor preocupación. Y la respuesta honesta es: no, no duele durante el procedimiento. Me pusieron anestesia local, como si me fueran a hacer un empaste, y no sentí nada. Tardaron unos 30-40 minutos en colocar el implante (la parte del tornillo) y me fui a casa ese mismo día.
Eso sí, después sí tuve algunas molestias. No un dolor insoportable, pero sí algo de hinchazón y presión durante dos o tres días. Nada que no se pueda controlar con un analgésico. Y siguiendo las indicaciones del dentista, fue bastante llevadero. En mi caso, lo peor fue el miedo previo, que al final fue innecesario.
¿Cuánto tarda todo el proceso?
Aquí me llevé una pequeña decepción. Yo pensaba que en una semana tendría el diente nuevo colocado. Pero no, es un proceso largo porque tiene varias fases:
- Extracción de la pieza dañada (si aún está): esto puede hacerse el mismo día del implante o esperar unas semanas.
- Colocación del implante: se introduce el tornillo de titanio en el hueso.
- Cicatrización: este paso es clave. Se llama osteointegración y básicamente significa que el hueso tiene que aceptar el implante. Esto puede tardar entre 2 y 6 meses, dependiendo de cada persona.
- Colocación de la corona: cuando ya está todo cicatrizado y el implante está bien fijado, colocan la parte visible del diente.
Así que, en total, estuve unos 4 meses desde el inicio hasta tener mi diente nuevo. Pero te acostumbras rápido, y durante el proceso puedes llevar una prótesis provisional para no ir con el hueco al aire.
¿Cuánto cuesta un implante dental?
Aquí viene la parte menos agradable. Los implantes no son baratos. El precio puede variar según la clínica y la ciudad, pero en general ronda los 1.000 a 1.800 euros por diente, incluyendo todas las fases: cirugía, revisiones, corona, etc.
Al principio me pareció carísimo. Pero cuando piensas que ese diente te puede durar más de 20 años (o incluso toda la vida, si lo cuidas bien), lo ves de otra manera. También hay clínicas que ofrecen financiación a plazos, así que no hay que pagarlo todo de golpe. En mi caso, pude dividirlo en 12 pagos mensuales, lo cual fue una ayuda enorme.
¿Hay riesgos o complicaciones?
Como en cualquier procedimiento médico, sí, puede haber complicaciones, pero no son frecuentes. Lo más común es que el implante no se integre bien con el hueso, lo que se llama rechazo o fallo de osteointegración. Pero eso suele pasar en un porcentaje muy bajo de casos, y en general es porque la persona fuma, tiene problemas de encías o alguna condición médica que lo complica.
También puede haber infecciones si no se cuida bien la zona, o si no se siguen las indicaciones postoperatorias. Por eso es fundamental tomarse en serio el reposo, la higiene y los controles que te vayan pautando. En mi caso, todo fue bien. Me cuidé un montón: nada de tabaco, seguí todas las recomendaciones del dentista, comí alimentos blandos al principio, me tomé los antibióticos… y la recuperación fue perfecta.
Lo más importante es elegir bien la clínica, que sea de confianza, y que el profesional tenga experiencia con implantes. Eso marca la diferencia. Y, sobre todo, no tener miedo de preguntar absolutamente todo.
¿Qué cuidados hay que tener después?
Según me dijeron en la clínica dental Smile Me, en Alcobendas, una vez tienes el implante colocado y ya estás usando la corona, hay que cuidarlo igual que un diente natural. Eso significa:
• Cepillarse bien dos veces al día
• Usar hilo dental o cepillos interdentales
• Hacerse limpiezas profesionales cada 6 meses
• No usar los dientes para cosas que no tocan (tipo abrir bolsas, morder hielo, etc.)
Los implantes no se pueden picar como los dientes naturales, pero la encía que los rodea sí puede inflamarse si no hay buena higiene. Y si la encía se daña, el implante puede terminar perdiéndose.
También es importante estar pendiente de cualquier molestia, sangrado o cambio de color en la encía. Aunque no duela, si notas algo raro, mejor consultar al dentista cuanto antes. Yo, desde que me puse el implante, me tomo mucho más en serio mi higiene dental. Al final te das cuenta de que cuidar la boca es primordial para tu salud. Y después de pasar por todo esto, no quiero repetirlo en otro diente. Así que ahora no me salto ni una limpieza ni un cepillado.
¿Pueden ponerse implantes personas jóvenes?
Sí, totalmente. Como he dicho, yo pensaba que era algo de personas mayores, pero no. De hecho, en la clínica me dijeron que cada vez hay más jóvenes con implantes, sobre todo por traumatismos (golpes que rompen un diente), caries profundas o incluso por motivos genéticos (hay personas que nacen sin ciertas piezas).
Lo único es que te los pueden poner una vez el crecimiento óseo ha terminado, que suele ser entre los 18 y 20 años. Antes no, porque el hueso sigue desarrollándose y el implante podría quedar desalineado.
¿Merece la pena ponerse un implante?
Después de todo lo que pasé, puedo decir que sí, totalmente. Es caro, lleva tiempo y da algo de respeto al principio. Pero al final es una solución duradera, estética y muy funcional. Ahora mismo no noto diferencia entre mi diente implantado y los demás. Como de todo, hablo con normalidad y me siento segura cuando sonrío. Y eso, sinceramente, no tiene precio.
Además, no estás atada a cuidados especiales ni tienes que depender de quitar y poner nada. Es como volver a tener tu diente, tal cual.
No tengas miedo, infórmate y elige bien
Si estás leyendo esto porque te han dicho que necesitas un implante, entiendo perfectamente cómo te sientes. Da miedo, genera muchas dudas y no es barato. Pero no estás sola, y es mucho más común de lo que parece.
Mi consejo es que te informes bien, preguntes todo lo que necesites en la clínica (aunque te parezcan preguntas tontas) y, sobre todo, elijas profesionales que te den confianza. Y una vez empieces, sigue todas las recomendaciones al pie de la letra. Eso marca la diferencia en cómo cicatriza todo.
Hoy, meses después, estoy muy feliz con el resultado final. Siento que recuperé algo que ya daba por perdido, y aprendí a cuidar mejor la salud de mi boca.
Si te puedo decir algo para cerrar este artículo es esto: perder un diente no es el fin del mundo. Pero cuidar cómo lo solucionas es muy importante. Y un buen implante puede ser la mejor decisión que tomes para tu boca y para tu bienestar en general.