Traslado laboral a Benicarló

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Nunca pensé que mi futuro estaría en Benicarló. Si te soy sincera nunca había oído hablar de ella. Ni siquiera me sonaba por el deporte, que siempre sueles tener alguna referencia. Pues bien, después de más de dos años opositando. Un buen día me llegó la hora de elegir turno de maestra. Eran muchos años de sacrificio y por fin tenían premio. No fue de las primeras, ni era de las que tenía más puntos. Así que tuve que elegir después de varias compañeras. El abanico de opciones era amplio y distante. Burela en Lugo, Medina del Campo en Valladolid, un pueblo perdido de Lérida y Benicarló. Yo vivía en Albacete, así que la elección no fue dudosa. Además, era la única que tenía mar, y eso me cautivó.

Los últimos días en casa de mis padres fueron duros pero buscando por Internet comprobé que era una buena tierra, y sobre todo, que era el sueño por el que había luchado. Aunque lo que más me cautivó fue llegar allí y comprobar lo bonito que era el pueblo. Sin duda había elegido bien porque vivir en el Mediterráneo me fascinaba. Era el momento de ponerme manos a la obra y buscar piso. Mi plaza era fija así que había que comprar. Me tenía que hacer a la idea de que siempre estaría allí. Me puse a mirar varios pisos y la verdad es que eran caros, pero gracias a una ayudita de padre (siempre me dijo que si sacaba la oposición me haría un buen regalo) pude comprarme un señor apartamento.

Estilo rústico

Cierto es que yo eso del estilo está por estar. Así que mi hermana me ayudó a amueblar la casa. Ahora resulta que se lleva mucho lo rústico. Así que me puse en sus manos y la verdad es que quedó muy chula. Tengo tres habitaciones, pero de momento solo he amueblado la mía para dormir y una que uso de despacho. La otra está sin nada. Bueno, miento. Con un colchón por si acaso tengo visitas. De momento no ha venido nadie, así que aprovecho este artículo para hacer de anfitriona de esta bella tierra, que tiene unos veranos muy apetecibles.

Lo que sí tenía muy claro es dónde iba a comprar las sillas. En eso no me lo juego. Desde hace años tengo una marca de referencia que es Sillas J.Valls, así que un pedido por Internet y se recorrieron los 300 kilómetros de distancia desde Albacete para llegar a mi casa de Benicarló. Para seguir con la estética de la casa, compré varias de estilo rústico con detalles de forja. Además un par de mesas para el salón y otra para la cocina. Deluxe.

Y así han ido pasando los días, los meses y casi llevo un año aquí. La verdad es que el traslado fue duro, pero mereció la pena. Por eso, si alguien está en mi situación de tener que dejarlo todo por trabajo, que no lo dude. En esta vida, la salud es lo principal, pero para tenerla tienes que tener trabajo porque si no mal vas. Yo comencé una nueva vida en Benicarló y aunque no os lo he dicho…ya tengo hasta novio.

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