Hace unos meses me jubilé por fin y me trasladé a Peñíscola, un lugar al que había ido mucho de vacaciones y del que estoy enamorada, pero en el que ahora me doy cuenta de que tiene ciertos inconvenientes por su pequeño tamaño a la hora de hacer ciertas compras. Y es que si resides en una localidad pequeña, como es mi caso, y si tienes un pecho un poco voluminoso, como también es mi caso, puede suceder que te encuentres con que en tu zona de residencia los establecimientos de lencería no dispongan de una amplia variedad de sujetadores, pues normalmente suelen tener las tallas más normales o los modelos que mejor nivel de ventas tienen, por lo que es difícil encontrar sujetadores reductores y mucho más diferentes modelos para poder escoger. Incluso, la mayor parte de las tiendas de moda para chicas jóvenes no tallan más allá de la 100 y con unas copas pequeñas, así que a veces hacerse con un sujetador bueno y adecuado para nuestro pecho no es sencilla. Y así fue cómo llegué yo desde Peñíscola, buscando por internet, a la página online de Lencería Paqui, donde se pueden encontrar las mejores marcas de sujetadores, así como una extensa variedad de modelos, ya sea en reductores, deportivos, con aros e incluso para novias.
Y con este mismo problema me encuentro por ejemplo a la hora de comprar un bañador. Justamente ahora estoy buscando uno que se adapte a mis necesidades, que me guste y me estilice. También, cuando quiero comprar un libro específico, suelo tener que ir a Benicarló o algún pueblo cercano que no sea tan turístico ni tan pequeño como Peñíscola, ya que aquí hay cosas que me cuesta encontrar.
No obstante, es un lugar, como os decía en el titular, de cuento, con su propio castillo y todo, por lo que estos pequeños inconvenientes, y más ahora en la era de las compras por internet, no nos pueden echar atrás.
Peñíscola es una localidad maravillosa situada en la costa norte de la provincia de Castellón, con una larga y espléndida playa, un lugar ideal para el turismo familiar, para ir de vacaciones con los niños, pues es un turismo tranquilo de sol y playa, con una temperatura muy agradable y con actividades diarias en la arena tanto para mayores como para niños, como pueden ser aeróbic, gimnasia en el agua, campeonatos de fútbol playa, voleibol playa, etc. Además, cuenta con un paseo marítimo impresionante, donde poder caminar y dar largos paseos disfrutando de su ambiente, contemplando cómo los grandes escultores de arena poco a poco van levantando sus bonitas y pintorescas creaciones, cómo los espectáculos de títeres y marionetas hacen las delicias de los niños y cómo los caricaturistas callejeros te retratan con una nota de humor.
Pero Peñíscola también es historia, aquí podemos narrarle a los niños que sobre una impresionante roca que se adentra en el mar hay un castillo que erigieron los miembros de la Orden del Temple allá por el año 1294, y en al que por el año 1411 llegó el papa Benedicto XIII, conocido popularmente como Papa Luna, quien resultó elegido en el cónclave de la ciudad francesa de Avignon, teniendo que abandonar esta ciudad por no tener apoyos suficientes y trasladándose a Peñíscola, donde murió en el año 1423 a la edad de 94 años, tras haber sido condenado por hereje y declarado antipapa. A su muerte uno de sus clérigos fue elegido Papa con el nombre de Clemente VIII, convirtiéndose así en el segundo Papa que tuvo su sede en esta privilegiada ciudad, por lo que Peñíscola es la tercera ciudad en que se instaló la sede papal después de Roma y de Avignon.
Una localidad de película
También resulta ser un lugar interesante y un plató único para el mundo del cine, pues en esta localidad se rodaron inolvidables escenas de las películas El Cid, París Tombuctú, Mataharis, El hijo del cura, El cura ya tiene hijo, o más recientemente la serie televisiva El chiringuito de Pepe y de la sexta temporada de Juego de tronos, celebrándose en esta localidad también, cada año, el festival internacional de cinema de comedia.
Sus empinadas calles del centro histórico, enclavadas dentro de las murallas del castillo, con sus típicas tiendas de regalos, de recuerdos, y de artesanía, junto con un sinfín de restaurantes, bares de tapas y heladerías, hacen que un paseo a última hora de la tarde sea algo que uno no se pueda perder y por supuesto tampoco olvidar, por eso a Peñíscola, el que va una vez, año tras año, repite.