Si crear una empresa fuera sencillo, todos seríamos empresarios. Con esto no queremos decir que se trate de un imposible, al contrario. Convertirse en empresario no es tan difícil. Lo más complicado del asunto es el tema económico. Disponer del capital necesario para financiar y crear una empresa, sea del tipo que sea, es con total seguridad, lo que más limita a la hora de emprender. Todos podemos tener una idea y crear un plan de negocio, pero sacarlo adelante, requiere sumar varios aspectos de los que vamos a destacar tres: idea, proyección de la idea (plan de negocio) y capital para ponerlo en marcha.
En el caso de que tengas la idea y te falte el capital, este es tu artículo. Sobre la financiación de empresas y sus diferentes tipos, es de lo que vamos a tratar a continuación. Partiendo de la base de que la financiación para empresas, consiste en el acto de proporcionar dinero o crédito a una compañía para que lleve a cabo las actividades de la misma, la financiación puede proceder de diversas fuentes. Se trata de una contribución monetaria que se requiere de inicio. Es decir, para poner en marcha la idea empresarial. Aunque es muy probable que en determinados casos, las empresas ya montadas, necesiten obtener financiación para seguir funcionando, realizar cambios o ampliar el negocio.
Una de las opciones a las que más se recurre son los bancos, con sus líneas para financiar empresas, o los préstamos ICO. Aunque es posible obtener el dinero de forma alternativa como nos comentan desde Workcapital, expertos en financiación empresarial y anticipo a proveedores. En estos casos, el servicio financiero ofrece la posibilidad de hacer descuentos de pagarés, anticipar las facturas o proponer diferentes alternativas, como gestionar la morosidad, o el renting de maquinaria, entre otros.
La financiación como pilar del crecimiento económico
Nos guste o no, la realidad económica actual es así, la financiación es la base que soporta y permite el crecimiento y estabilidad de las empresas, independientemente del sector o actividad al que se dediquen. Elegir la fuente de financiación adecuada en cada caso, puede definir y marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de una empresa o idea de negocio.
Para acertar en la elección de la financiación adecuada, conviene explorar y conocer las diferentes opciones existentes. De tal manera que las empresas puedan aprovechar las oportunidades de forma efectiva.
Puesto que, como hemos dicho, la financiación empresarial hace alusión al proceso consistente en obtener fondos o capital, tanto para iniciar como operar, expandir o salvar una empresa, los mismos, pueden proceder de diferentes fuentes. Estos fondos económicos, se utilizan para cubrir los gastos operativos, llevar a cabo inversiones, pagar deudas, invertir en material, etc.
En consecuencia, la elección de la fuente de financiación más acorde, depende de varios factores que hay que tener en cuenta. Entre ellos, el tipo de negocio del que se trate, la etapa de desarrollo en el que se encuentre, la estructura empresarial y las necesidades financieras específicas.
A partir de ahí, la financiación de una empresa se puede dividir en dos categorías principales:
- Financiación propia. Conocida como capital propio o fondos propios. Hace referencia a los fondos que proceden de los dueños de la empresa o de la reinversión de las ganancias obtenidas. Este tipo de financiación, no implica ni conlleva la obligación de reembolso, Incluye tanto el capital social como los beneficios no distribuidos o las aportaciones de nuevos socios.
- Financiación ajena. Este tipo de financiación, alude a los fondos que se obtienen de fuentes externas. Tiene obligación de devolución o reembolso y, en la mayoría de los casos, se añaden intereses. Cabe señalar que en determinados casos, como las donaciones o subvenciones, el importe de la financiación no debe reembolsarse.
Las maneras más habituales de conseguir la financiación necesaria para las empresas, suele ser a través de solicitudes de crédito, préstamos, las conocidas rondas de financiación o incluso, la participación de los business angels. Como fuere, de lo que se trata es de conseguir dinero para la empresa, aunque después haya que devolverlo con intereses y dentro de los plazos previamente acordados.
Todas las empresas o la inmensa mayoría, deben recurrir en algún momento de su vida, a la financiación. Sea del tipo que sea y por la cantidad que sea, siempre va a ser necesario obtener dinero para impulsar el negocio o mantenerlo. Antes de buscar la financiación y solicitarla, resulta interesante hacer un análisis de la situación y necesidades de la empresa, para ajustar en todo lo posible la cantidad necesaria. Por lo que consideramos que conviene conocer los diferentes modos de obtener la financiación, según la necesidad. A continuación, veremos los tipos de financiación existentes en la actualidad.
Las fuentes de financiación de las que beben las empresas
Existen diversas fuentes para que las empresas obtengan la financiación necesaria. Cada una de ellas, cuenta con sus propias ventajas y desventajas. Algunas de las más comunes son la financiación propia, ya comentada o los préstamos bancarios.
Como ya hemos comentado, la financiación propia, en primer lugar, porque sería lo ideal. Este tipo de financiación, conocida como interna, capital o fondos propios, consiste en el uso de los recursos económicos propios de la empresa, desde las aportaciones que hagan los socios hasta las ganancias retenidas, para financiar operaciones o proyectos. Este tipo concreto de financiación, ofrece la ventaja de que la empresa no incurre en deudas ni genera intereses, permitiendo un mayor control, sobre las decisiones financieras. No obstante, en contra, puede limitar la capacidad de crecimiento y la rentabilidad de la empresa, en el caso de que los recursos propios no sean suficientes.
Pasamos a los préstamos bancarios. Este tipo de financiación, es una de las fuentes más comunes de financiación externa. En este caso, una entidad financiera, presta la cantidad de dinero pactada a la empresa, a cambio de que se devuelva con intereses, dentro de un plazo de tiempo previamente determinado. En la actualidad, este tipo de financiación, sigue siendo la principal fuente de financiación externa de las empresas. Ofrecen la posibilidad de acceder a grandes sumas de dinero, resultando una opción atractiva a la hora de adquirir activos. No obstante, para acceder a ellos, es necesario contar con un buen historial de crédito, además de que conlleva riesgos en el caso de impago.
Por otro lado, encontramos los inversores de capital. En este particular, la inversión de capital, implica la venta de una participación de la empresa a inversores ajenos a la misma. Pueden ser sociedades de capital riesgo o business angels. Se trata de una fuente de financiación que proporciona una inyección de capital a la empresa, a la vez que da acceso a la experiencia y las redes de los inversores. Su mayor inconveniente es la cesión de una parte del control y la propiedad de la empresa. Además, puede resultar un proceso complejo y costoso.
EL crowdfunding o micromecenazgo, es otra de las formas de financiación externa más habituales. Consiste en un proceso mediante el que una persona, empresa u organización, recauda pequeñas cantidades de dinero, procedente de un gran número de personas. Suele hacerse por lo general, a través de una plataforma online, siendo el objetivo que sean muchas las contribuciones de pequeñas cantidades, hasta que se alcance la cantidad necesaria. Esta metodología de financiación, permite que las empresas, tengan acceso a un capital que de otra manera no podrían obtener. Ofrece diferentes modelos para adaptarse a las necesidades y objetivos empresariales, no implica perder el control de la empresa, ni el abono de intereses, puesto que se trata de donaciones. Aunque no es oro todo lo que reluce, como inconvenientes, encontramos el hecho de que si no se alcanza la meta, los fondos deben ser devueltos a los patrocinadores, lo que puede hacer imposible que el proyecto no se realice. Es un proceso lento y, en función de la jurisdicción pueden existir complicaciones legales.
No pueden faltar en la lista las subvenciones y ayudas que proporciona el gobierno para las empresas y emprendedores. Se trata de fondos no reembolsables que proporciona el estado para apoyar algunos tipos de negocio o proyecto. Mediante este tipo de financiación, es posible obtener recursos sin generar deuda ni perder el control de la sociedad. No obstante, no todas las empresas cumplen con los criterios necesarios, además de que la concesión de las ayudas puede ser muy lenta.
Por último citaremos el crowdlending, aunque existen más fuentes de financiación. En este caso, estamos ante una fuente de financiación mediante la que las empresas pueden pedir dinero prestado a personas o inversores, en lugar de acudir a los métodos tradicionales. Del mismo modo que sucede con el crowdfunding, esta financiación se lleva a cabo en plataformas online que conectan a prestatarios con inversores dispuestos a prestar su dinero, en este caso, con reembolso e intereses. Supone una alternativa a los bancos en la cual los inversores corren el riesgo de perder su inversión.
Ahora que ya sabemos un poco más sobre algunas fuentes de inversión para impulsar empresas, quizá sea el momento de plantearse hacer realidad la idea de negocio que tenemos en mente.