Adoro a los animales y aunque, por regla general, siempre he visto en mi barrio a muchas familias que tienen perros y gatos, últimamente tengo la impresión de que hay más concienciación al respecto y cada vez son más los que adoptan a su amigo peludo en protectoras y ONG´s, así que como empresario he querido aprovechar el momento y estoy poniendo a la venta en algunas de mis tiendas correas rústicas para perros fabricadas con estas cuerdas de algodón de alta calidad.
He estado investigando y es algo que, a pesar de que existe, ha dejado de estar de moda y, sin embargo, ahora que he comprado a mi proveedor, que es Cuerdas Valero, el material necesario y he empezado a fabricarlas y venderlas, la gente empieza a comprar por sus diseños, comodidad y por su precio así que, tan pasadas de moda no estaban ¿verdad?
Como ya he comentado soy amante de los animales y como tal, tengo dos perros, un braco precioso y uno sin marca (como digo yo) de tamaño pequeño. Los que conozcan algo de animales sabrán que los braco no se caracterizan precisamente por ser perros tranquilos sino que hablamos de perros de caza que quieren correr y necesitan de aire libre para poder ser ellos mismos así que yo me los llevo casi todos los días a un parque can que hay a 10 minutos de mi casa y me tiro allí de media hora a tres cuartos viéndolos correr y jugar con otros perros.
Fue en ese parque donde tuve la idea porque Ludo, mi braco, me había dado un tirón impresionante el día anterior por la calle intentando perseguir a un gato que vive en la obra que tengo justo al lado de mi edificio y fue tan fuerte el empujón que me dio que rasgo la correa de piel con el que lo estaba sujetando que, aunque ya tenía sus añitos, estaba en perfecto estado.
El caso es que para ir al parque al día siguiente aún no había podido ir a comprar una correa nueva y me inventé un diseño con una cuerda de algodón que tenía de un ovillo grande que compré hace años para sujetar los paneles de publicidad que a veces cuelgo en mis establecimientos. Fue un apaño rápido, la verdad, pero funcionó, y una vez en el parque varios dueños me preguntaron por la correa, de lo cómoda que parecía al mismo tiempo que fuerte y hasta me llegaron a preguntar el precio y dónde la había comprado así que, con las mismas, me fui a casa a diseñar la mejor correa del mundo y no es por alardear pero me ha quedado preciosa.
En un extremo, con un cierre de acero a modo de mosquetón, he ideado un mecanismo que agarra la cuerda a dicha herramienta para que ponérsela al animal y soltársela luego del collar sea lo más cómodo posible y en el otro extremo la cuerda hace una vuelta a modo de asa para poder agarrar la correa y lleva un adorno de piel en el mismo color (que pueden ser muchos) que el mecanismo del extremo inferior que sirve tanto para hacer diferentes diseños e incluso jugar con dibujos y estampados como a modo de protector de la mano porque va acolchado para que el dueño del animal pueda coger bien la correa cómodamente.
Al principio puse a la venta 5 correas en tres de mis tiendas: la que tengo en la playa a modo de puesto de los hippies, la del centro para turistas, y la del centro comercial que es un estilo a la conocida Alehop donde se puede encontrar multitud de cosas. ¿Queréis saber lo que duraron las correas? En tres días había vendido las 15 que fabriqué así que ya me he puesto manos a la obra para empezar a hacer esto un poco más enserio.
Así que ya sabéis que si veis este tipo de correa por la zona costera podéis contar la historia de cómo Ludo y su tirón dieron lugar al invento en cuestión.