¿Sabías que el paisaje de Santa Pola en ocasiones se confunde con Marte? También con una estampa atrapada en el tiempo y en la memoria. Pero te aseguramos que todas las versiones de Santa Pola son dignas de conocer en cualquier época del año que pases en la provincia de Alicante.
Hemos hablado con POLATAXI, el principal servicio de taxi en Gran Alacant y Santa Pola con disponibilidad de taxi las 24 horas y que cuentan con vehículos híbridos, de gran capacidad de maletero, pudiendo transportar hasta 7 pasajeros, sobre este pueblo situado al sur de la ciudad de Alicante, nos han dicho que el ADN de Santa Pola está formado por la sal, por el trasiego de pescadores y por los mil cantos de las gaviotas. En este pueblo en la costa mediterránea se percibe el auténtico espíritu y esencia marinera. En él se entremezclan las mejores opciones en playas, gastronomía y naturaleza que ofrece la Costa Blanca.
Santa Pola fue en sus orígenes parte de un asentamiento romano del que hoy guarda parte de su patrimonio histórico. Pero quedó olvidada por la cercana ciudad de Elche, que la convirtió en bastión estratégico para defenderse de los ataques de los piratas berberiscos. Se independizó en el año 1812 y fue así como aprovechó el auge de la actividad de la sal, ampliando su flota con el boom turístico que se produjo en los años 60.
Hoy en día, Santa Pola es un paraíso marinero en el que las playas están cerca de las mercaderías móviles, donde los flamencos sobrevuelan los hoteles y donde la quisquilla supone el “oro rojo” de cualquier apasionado de la gastronomía del mar.
8 Razones para visitar Santa Pola como experiencia sensorial única
A continuación, te contamos 8 poderosas razones por las que debes visitar Santa Pola, aunque sea una vez en tu vida, atento y toma nota.
El espíritu marinero en la Costa Blanca con tan solo una postal
A diferencia de otros lugares costeros, Santa Pola te permite una experiencia única sensorial desde su puerto, como una panorámica de esencia marinera donde puedes escuchar el bullicio de los turistas junto al barco que va a salir hacia la isla de Tabarca, a las gaviotas revoloteando enloquecidas, las peixaterías esperando la llegada de los pescadores y las redes vacías, que parecen contar ciento de historias antiguas. Los camareros despachan quisquillas en los míticos bares del paseo. Todo ello constituye una postal sensorial única que solo puedes disfrutar en un pueblo de esencia marinera como Santa Pola.
Santa Pola, un casco antiguo lleno de ermitas y palmerales
No puedes dejar de visitar el casco antiguo de Santa Pola, los mercados y peixaterías con mosaicos marinos son el preámbulo perfecto del corazón de Santa Pola. Mientras paseas por sus calles te encontrarás con el Centro Cultural Castillo-Fortaleza, que fue construido en el siglo XVI e invita a conocer el Patio de Armas que alberga muchas de las atracciones del pueblo. Como por ejemplo, el Museo del Mar o la Capilla de la Virgen de Loreto, esta es una ermita muy curiosa y ejemplo de las capillas y ermitas tan pintorescas que te puedes encontrar en el casco antiguo de Santa Pola.
También debes visitar la Casa Romana, que se trata de una exuberante y lujosa villa romana del siglo IV d.c. Se caracteriza por los mosaicos de teselas que envuelven el antiguo comedor, el salón y las habitaciones.
Lo mejor es el telón de fondo que está compuesto por el tapiz que supone el Palmeral de Santa Pola, clara herencia de la predilección que los árabes sentían por estos árboles a los que consideraban como un gran vínculo con los dioses.
Las salinas que recuerdan a Marte
¿Sabías que las salinas de Santa Pola recuerdan a una postal de Marte? Cuando vayas, no puedes dejar de comprobarlo por ti mismo, visitando el Parque de las Salinas de Santa Pola, formado por un conjunto de 2.470 hectáreas de marismas que se originaron por la extracción de la sal entre montañas blancas y que están rodeadas de aguas de colores rosados y azules. Su cultivo tiene su mayor esplendor en el mes de agosto, en esa época las salinas de Santa Pola dibujan un escenario que se puede comparar con el planeta Marte.
También debes visitar dos museos, el Museo de la Sal y el Centro de Interpretación del Parque Natural de las Salinas. A partir de aquí, parten dos rutas, la ruta del Bon Matí y la ruta del Tamarit, que finaliza en la torre del Tamarit, una construcción del año 1552 que al atardecer es una de las vistas más bonitas y espectaculares de la zona, debido a que resurge en una paleta de cientos de colores.
Santa Pola, un enclave con miles de flamencos
Seguro que piensas en los flamencos esbeltos, quietos sobre una de sus patas, pero pocas veces volando. Pues en las Salinas de Santa Pola no es así, verás su vuelo rosado, acompañado de los graznidos de las aves, así como el suave mecer de las cañas del parque. Es una zona de gran riqueza en avifauna. Más de 13.000 flamencos comparten su hábitat con el somormujo, el cormorán grande, las garzas o los chorlitos, entre otras muchas especies.
La subasta de pescado pública, un gran espectáculo costumbrista
El pescado es un elemento muy codiciado en este rincón de la Costa Blanca, tanto por comerciantes, como por establecimientos. La subasta es un auténtico espectáculo costumbrista e imprescindible, en concreto, la subasta de la Cofradía de Pescadores que se celebra durante todos los días a partir de las 16.00 horas en el muelle de Santa Pola. Estas subastas dejan el poso de un auténtico ambiente marinero que debes disfrutar en tu visita a Santa Pola. El aroma marino con sus diversos matices, pescadores que cargan con riquísimas quisquillas y los barcos de madera llenos de amuletos, constituyen una estampa costumbrista que podrás contemplar desde todas las partes del puerto.
También puedes ir por los puestos que están al lado de la Cofradía, que abren a las 18:30 horas, para disfrutar de las huevas, los diferentes contrastes de las salazones y gambas, entre otras delicias del mar.
El Peix de Santa Pola, una gastronomía donde el mar se lo da todo
En este rincón marinero, desde siempre, el mar se lo da todo. Empezando por la extracción de la sal, actividad económica principal de la zona. Y es que, esta villa marinera vive fundamentalmente de su Peix de Santa Pola. A diario, puedes ver como desembarcan en el puerto toneladas de salmonetes, gamba roja y blanca, cigala, pulpo, calamar, sardinas, anchoas, caballo, rape y, ¡como no! Su famosa quisquilla, el “oro rojo” de Santa Pola.
La gamba roja también es un manjar que se suele servir hervido, sin más. Existen bares y restaurantes donde podrás probar todos estos manjares mediterráneos, que los marineros traen todos los días hasta tierra. No puedes dejar de probar el pescado y marisco fresco, también en su versión en saladura, como la mojama o huevas de mújol, maruca o atún. Si lo prefieres, puedes encargar con antelación el típico caldero de gallina o un arroz negro con rape, calamar y gambas.
A media tarde, es obligada una rica horchata de la zona, o un Blanco y Negro, que es un café granizado con su tradicional helado de mantecado. Aunque no seas muy goloso, también es obligatorio probar un milhojas, que es una gran tentación. En las panaderías del pueblo puedes comprar dulces típicos, como por ejemplo, rollitos de vino, las cocas de mollitas, las moñas y las fogasetas.
11 kilómetros de increíbles playas
¿Sabías que de los 15 kilómetros de Santa Pola, 11 kilómetros son de playas? Además, todas están orientadas al sur. Son playas lisas perfectas para los adictos a los deportes de viento, como por ejemplo, el windsurf y otros deportes de vela.
También hay playas muy accesibles, convirtiéndose en las preferidas de las familias, como la Gran Playa o la de Levante.
Más alejadas del pueblo y, al otro lado del puerto, están unas increíbles calas, las calas de Santiago Bernabeú, en honor al expresidente del Real Madrid, que tenía casa en Santa Pola. Otra playa que debes visitar es la playa Varadero, de ella parten todos los años la Travesía a nado hasta Tabarca. Si viajas con perro, también tienes una playa canina en la zona, ve a la caleta dels Gossets, la playa canina del municipio.
Santa Pola y sus hipnotizantes puestas de sol
Puedes terminar tu día en Santa Pola en el faro, en el extremo este del cabo en la que se situaba la Torre Vigía Atalayola. Es un lugar muy concurrido por los turistas que quieren fotografiarse en el mirador y dejarse hipnotizar por las magnéticas puestas de sol. A la vez, muchos parapentes sobrevuelan por encima de ellos. En uno de los pocos sitios de España en los que se vuela durante todo el año. Y cuando el viento no es suficiente, lo hacen desde Palomaret, en Agost, que es otro municipio alicantino.
A lo lejos, se divisa Tabarca, la única isla de la Comunidad Valenciana que está poblada.
¿Te animas a visitar Santa Pola? El destino donde dirás adiós a la rutina.