España es un estado con una clara realidad plurinacional, ya que aunque convivamos todos bajo un prisma similar de cultura e idioma (el español), vemos como existen más variantes dentro de este paraguas que es el castellano. Si en Galicia podemos hablar también en gallego, en Euskadi en vasco o en la Comunidad Valenciana en valenciano, esto supone muchas ventajas pero a veces también necesidades, como la de uso de los traductores jurado.
Nos explicamos mejor. El hablar un segundo idioma es una clara ventaja a la hora de expresarnos, porque el conocimiento nunca está demás, y en lugares por ejemplo de Galicia recónditos donde los mayores de los pueblos solo hablan gallego, es muy conveniente saberlo por ejemplo para ejercer una profesión. Imaginaos un médico que llega allí y el abuelo le dice que le duele el “nocello”. Pues de “nocello” a “tobillo” hay una distancia enorme para deducir, así que como dicen por ahí, el saber no ocupa lugar.
Pero es que además, en contra de muchas creencias, el saber un segundo idioma ayuda a los estudiantes a aprender un tercero. Existen estudios que explican que las personas bilingües tienen una mayor facilidad para empezar a aprender otro idioma. Y decimos que va en contra de la creencia general porque muchas veces oímos que mejor sería usar las horas de clase de catalán, valenciano, vasco o gallego para aprender inglés. Pues no, es justamente todo lo contrario. Es más, las comunidades con un idioma cooficial son aquellas donde sus estudiantes obtienen mejores notas en la asignatura de lengua castellana, ya que el esfuerzo que hacen es mayor. Sería este el caso de un gallego, que tendría que aprender a distinguir entre los tiempos compuestos y el pasado simple, que es el único que hay en el idioma gallego.
Pero a estas ventajas cognitivas, por así llamarlas, debemos añadir como desventaja el engorroso proceso administrativo con el que nos enfrentamos muchas veces. Por ejemplo, yo recuerdo cuando dejé mi comunidad autónoma para venirme a Madrid a estudiar que tuve que traducir la tarjeta de la nota del examen de selectividad para que en la Universidad Complutense de Madrid me lo aceptasen. Para este tipo de operaciones, tenemos que contar con un traductor jurado que nos hagas dicha gestión, como es el caso de los profesionales de la empresa Jti, a los que yo he recurrido en muchas ocasiones. Hace poco, por ejemplo, para traducir un proyecto profesional gallego que había presentado antes en otras comunidades autónomas donde solo se habla el castellano y que quería entregarlo también en la Xunta para optar a un concurso.
Pero los traductores nos pueden ayudar en más ámbitos. Lo vi hace poco en el caso de una amiga que me contaba que su página web se había posicionado mejor en los buscadores tras hacer algunas mejoras de contenido en la misma, y una de ellas había sido incorporar la versión del site en valenciano, ya que era principalmente el idioma de la gente para la que trabajaba o su público objetivo. Tiró de un profesional de la traducción para este servicio que es totalmente accesible a través de unas banderitas que nos encontramos en la esquina superior derecha de la página. Según si pinchamos en la británica, en la española o en la valenciana, nos encontraremos el mismo contenido pero en idiomas diferentes.
Gracias a ellos, el bilingüismo de una comunidad no son más que ventajas, ya que para cualquier inconveniente o mejora estarán ellos para ayudarnos, y creando además nuevos puestos de trabajo para atender a este tipo de necesidades. Una profesión que está cada vez más en auge dentro del mundo globalizado en el que vivimos, aunque también con dificultades en algunos países, como es el caso de Oriente, donde son imprescindibles para los periodistas y sufren los problemas derivados de los conflictos armados.